La Muestra Internacional de Cine con Perspectiva de Género, MICGénero, comenzó su Tour 2020 el pasado 10 de septiembre de 2020. Esta edición se realiza en una modalidad virtual como respuesta a la emergencia sanitaria que vive México y el mundo debido al virus SARS-Cov-2, causante de la epidemia de COVID-19. Una de sus sedes virtuales es la plataforma de streaming FilminLatino, en la cual se puede visualizar la selección oficial de la muestra, tanto largometrajes como cortometrajes, en sus diferentes categorías, y totalmente gratis.
En la categoría de Movilidad Humana y Migración se incluye el documental, de Reino Unido, We are not princesses (2018), dirigido por las cineastas Bridgette Auger e Itab Azzam, y producido por Hal Scardino y Sara Maamouri.
Este documental explora las historias de vida de Israa, Mona, Fedwa, Heba, Zayna y Wafa’a, mujeres sirias refugiadas en Beirut, capital de Líbano. A través de la tragedia de Sófocles, Antígona, este grupo da voz a sus sentimientos, vivencias, dolores, tristezas y sueños, los cuales han sido marcados por los desastres y consecuencias de la guerra en Siria, iniciada el 15 de marzo de 2011 y que, luego de 9 años, parece no tener fin.
En 2014 la fundación Open Art organizó un taller de teatro, dirigido a mujeres sirias y con el propósito de ayudarlas a procesar de una mejor manera las experiencias vividas a causa del conflicto bélico de su país natal. De dicho taller se desprende este respetuoso, sensitivo y bello documental sobre los efectos de la guerra en la vida de las mujeres, y de cómo el arte y la expresión artística son herramientas de sanación para el alma y las emociones.
Mediante imágenes y animación, We are not princesses logra retratar la intimidad y también las esperanzas de mujeres que, como muchas otras, han vivido la desaparición, la detención o la muerte de familiares a manos de una guerra que ha durado varios años y que en la actualidad continúa sumando víctimas. No obstante, la vida ha seguido para estas mujeres migrantes, ahora viviendo en otro lugar geográfico, el cual las impresiona, las cobija y al mismo tiempo las separa de sus costumbres, orígenes y creencias.
El documental destaca la actividad teatral como un medio para la reflexión, el autoconocimiento, la catarsis y el renacimiento personal de cada una de estas mujeres. Los personajes de la obra Antígona se convierten en sus voces a través de la identificación y el análisis de las acciones y sentimientos vertidos en esta obra clásica.
La princesa Antígona, hija del rey Edipo, lucha por honrar el cadáver de su hermano Polinices, acusado de traición a la patria y para quien fue prohibido llevar a cabo el rito fúnebre acostumbrado. Antígona es una de las obras más representadas a lo largo de los años y entre sus temas se encuentra la libertad, la familia, la legalidad, la rebelión y la religión, ya que el conflicto principal se centra en la princesa Antígona y sus convicciones, por encima de la obediencia de las leyes y de los dictados morales de la sociedad. En este contexto, al igual que Antígona, las mujeres refugiadas que aparecen en este documental, viven una lucha interna entre sus creencias, su pasado y el porvenir.
Asimismo, el arte (la obra Antígona) se reafirma como universal, más allá de las nacionalidades, la guerra o el tiempo, pues la humanidad es y seguirá siendo insumo y resultado de las expresiones artísticas en cualquiera de sus variaciones, como la danza, la música, la pintura, la literatura y, por supuesto, el cine.

En We are not princesses la animación es un medio para contar la historia de aquellas mujeres a quienes no se les permitió mostrar su rostro. Fortuitamente, este recurso funciona muy bien para crear una atmósfera teatral, emotiva y muy cercana a un cuento de hadas, ya que permite el uso de metáforas y escenas impregnadas de emociones y sentimientos totalmente orgánicos contados a través del relato, en voz en off, de la persona que lo vivió.
Esta filme no solo cohesiona y unifica a las mujeres refugiadas por la guerra en Siria, también es capaz de tocar dolores y angustias de cualquier mujer del mundo. Es decir, tiene la estructura necesaria para trasladar sus temas a un país como México, el cual no es excepción en violencia contra las mujeres ni en la falta de sensibilización y visibilización de grupos vulnerables, la desaparición forzada o de la violación a los derechos humanos.
El documental We are not Princesses ha sido parte de diferentes festivales de cine, como el Festival de Cine de Migración y Refugiados de Manchester, Reino Unido; el Festival Internacional de Cine sobre Arte, de Montreal, Québec, Canadá; y el Festival de Cine de Port Townsend, en Washington, Estados Unidos, entre otros.

Nosotras no somos princesas. Nadie nos conoce ni diría nada si muriéramos. Incluso en la muerte hay desigualdad. Somos personas simples, personas comunes y nuestras muertes pasarán desapercibidas, al igual que nuestras vidas.
We are not princesses (2018)
Con el texto anterior finaliza el documental We are not princesses, como un último recordatorio de la similitud que mantiene la princesa Antígona con las mujeres originarias no solo de Siria, sino de todo el mundo. Es un llamado a ver más allá de los problemas sociales y de cómo afectan a millones de personas, quienes la mayoría de las veces no tienen voz, ni oportunidad ni mucho menos el privilegio de contar su historia.
No somos princesas, somos todas las mujeres del mundo.

Por Sara Zapién
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