No sé quién inventó los amores de verano… de verdad, a qué mente retorcida se le ocurre pensar y generalizar en qué todos podemos y pudimos tener un crush tan emblemático que nos cambie la vida a grado de casarnos con esa persona o que se convierta en la vara medidora para los amores subsecuentes.
Paul Thomas Anderson dos veces me ha hecho reconsiderar mi idea sobre el amor. Una fue con “The phantom thread” y ahora con “Licorice pizza”. Ambas unas joyas que, aunque son innecesariamente largas, no tienen ningún reclamo.
“Licorice Pizza” se convertirá en un referente a los amores de verano así como lo es “500 días con ella” o probablemente más. Porque la relación adolescente nada idealizada pero sí intoxicada entre Gary y Alana, es bestial, pero romántica, pero brutal, al mismo tiempo tóxica e insanamente simpática.
La idea sobre el amor que Paul Thomas Anderson tiene es lo más cercano a lo que yo puedo asimilar que es, el amor es tan odiosamente innecesario que no queremos estar solos, pero tampoco juntos a grados asfixiantes. Ambos jóvenes luchan por sí parecer enamorados, sin embargo, no necesitados el uno del otro y está guerra que probablemente se repite en cada relación amorosa, es la que engancha al espectador.
La década de los setenta ambienta muy bien, lo que una relación en cualquier zona del tiempo, significa y puede ser. Además de dejarnos en claro que el amor no tiene edad, de todas formas te vuelve un completo idiota.
Ahora, el guion y sus situaciones están tan bien escritas que todo es como leer un libro netamente detallado. Nunca te describe las intenciones o los pensamientos de los personajes, pero las miradas, las acciones y el lenguaje cinematográfico están hablando entre líneas. ¡Tremendamente poderoso!
Aunque no es lo mejor de Paul Thomas Anderson, lo que sí creo es que va captar a un tipo de espectador mucho más joven que de aquí en adelante pueda seguirlo en películas subsecuentes. La idea es, tanto con Phantom Thread como Licorice Pizza, retratar que el juego del amor es siempre a escondidas. No dejarme saber que la o lo necesito, para así mantener una independencia emocional y de alguna, entrar en un lugar seguro dentro del terreno de lo insano del amor, pero también del deseo químico y carnal.


No puedo aventurarme a decir que esta película vaya arrasar con los próximos #Oscars2022, pero, lo que sí puedo decir es que una vez intoxicado cómo está historia no la podrás sacar de tu mente.

Por Luis Toriz
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