Dos Estaciones

DOS ESTACIONES | Juan Pablo González | México – Francia – Estados Unidos | 2022 | 99 min.

Representando a México en la 73 Muestra Internacional, se proyectará, del 30 de marzo al 4 de abril, en la Cineteca Nacional, la película Dos Estaciones, del director Juan Pablo González. Dos Estaciones es el primer largometraje de ficción de este director, y ha sido galardonado en los festivales de cine de Sundance y el de Morelia.

Esta película nos introduce al mundo de María García, una mujer mexicana de edad adulta que ha heredado y dirige, por sí misma, una fábrica mediana de Tequila en los altos de Jalisco. Durante el metraje, veremos cómo María encuentra grandes dificultades para mantener a flote el legado familiar. A pesar de la ayuda de Rafaela, una mujer joven y entusiasta que se integra a su equipo y se vuelve su mano derecha, María irá presenciando cómo su tequilera va decayendo a causa de inmisericordes desastres naturales y la competencia desigual con empresas extranjeras. Al final, todo esto la orillará a tener que tomar una decisión: persistir en una misión perdida o vender su fábrica a aquellos que considera invasores.

DOS ESTACIONES | Juan Pablo González | México – Francia – Estados Unidos | 2022 | 99 min.

El estilo de narración en Dos Estaciones se llega a sentir, por momentos, de corte documental; lo cual no es necesariamente un desacierto, pero sí nos habla del género en el que se siente más cómodo y en el que se ha desenvuelto más el director. Esta película es de ritmo lento, por lo que puede llegar a parecerle monótona a algunos espectadores, sin embargo, una de sus grandes virtudes son los recursos visuales con los que construye las atmósferas. Los planos panorámicos de los altos de Jalisco, y sus cultivos de agave, son hermosos. Además, la forma en la que la cámara va siguiendo a María, en sus constantes deambulaciones, usando planos de tipo over shoulder, se siente muy bien lograda. También es destacable la forma elegante y sutil en la que se sugieren situaciones de tensión sexual entre los personajes.     

DOS ESTACIONES | Juan Pablo González | México – Francia – Estados Unidos | 2022 | 99 min.

En cuanto a guion, considero que Dos Estaciones es una película que no termina de definir su tema principal. La historia pretende centrarse en la lucha de María por aferrarse al legado familiar; sin embargo, se desvía constantemente al drama personal de María: su soledad y su ambigua relación con Rafaela. La construcción del personaje de María es tal vez lo más destacable del guion; María personifica aquello que no es convencional: desempeña roles tradicionalmente masculinos, no es hegemónicamente bella y se nos sugiere que es una persona sexo-disidente. Por ello, el personaje de María funciona para sostener una premisa muy relevante en la actualidad: nuestra sociedad es hostil con todo aquello que es diferente, y lo destruye.        

En general, Dos Estaciones es una película que vale la pena ver, sin ser destacable, y nos sugiere potencial de crecimiento de su director.

PABLO BASTIDA

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¡Llegó la 73 Muestra Internacional de Cine!

El pasado martes 21 de marzo comenzó la primavera, y trajo consigo una muy agradable noticia: la Cineteca Nacional está lista para arrancar con la 73-ava edición de su famosa Muestra Internacional de Cine. En conferencia de prensa, el director general de la Cineteca, Alejandro Pelayo Rangel, y el director de difusión y programación, Nelson Carro, presentaron la lista de películas que se proyectarán, del 30 de marzo al 14 de abril, como parte de la muestra.

La Muestra Internacional de Cine se realiza, regularmente, dos veces al año, en la Cineteca Nacional, desde 1971, y su misión es difundir lo más destacado del cine de actualidad a nivel internacional. Nelson Pelayo destacó que, para la selección de este año, los filmes abordan los temas de la guerra y la migración.

En total se proyectarán 14 películas, que han sido estrenadas desde 2020 hasta 2022; a excepción de La doble vida de Verónica, de Krzysztof Kieslowski, estrenada en 1991, y que sin duda es una de las mayores obras del cine internacional (¡no se la pueden perder!). También se destaca en la programación la proyección de Laila en Haifa, del director Israelí Amos Gitai, recientemente homenajeado y galardonado por la Cineteca Nacional. Representando a México, se proyectará Dos estaciones, primera película de ficción del director Juan Pablo González. La lista completa de las películas seleccionadas para esta edición de la muestra es la siguiente:  

  • Araña sagrada (Holy Spider), Dir.: Ali Abbasi, Dinamarca-Alemania-Suecia-Francia, 2022, Dur.: 117 mins.
  • Dos estaciones, Dir.: Juan Pablo González, México-Francia-Estados Unidos, 2022, Dur.: 99 mins.
  • El amor según Dalva (Dalva), Dir.: Emmanuelle Nicot, Francia-Bélgica, 2022, Dur.: 83 mins.
  • Enferma de mí (Syk pike), Dir.: Kristoffer Borgli, Noruega-Suecia, 2022, Dur.: 97 mins.
  • Godland (Vanskabte Land), Dir.: Hlynur Pálmason, Dinamarca-Islandia-Francia-Suecia, 2022, Dur.: 143 mins.
  • Klondike (Klondike), Dir.: Maryna Er Gorbach, Ucrania-Turquía, 2022, Dur.: 100 mins.
  • La doble vida de Verónica (La Double Vie de Véronique), Dir.: Krzysztof Kieslowski, Francia-Polonia-Noruega., 1991, Dur.: 97 mins.
  • La última función de cine (Chhello Show), Dir.: Pan Nalin, India-Francia-Estados Unidos, 2021, Dur.: 110 mins.
  • Laila en Haifa (Laila in Haifa), Dir.: Amos Gitai, Francia-Israel, 2020, Dur.: 99 mins.
  • Sobre las nubes, Dir.: María Aparicio, Argentina, 2022, Dur.: 143 mins.
  • Sparta, Dir.: Ulrich Seidl, Austria-Alemania-Francia, 2022, Dur.: 101 mins.
  • Un ciudadano honesto (Ezrah Mudag), Dir.: Idan Haguel, Israel, 2022, Dur.: 82 mins.
  • Una película sobre la vida (Feature Film About Life), Dir.: Dovile Sarutyte, Lituania- Estados Unidos, 2021, Dur.: 100 mins.
  • Vicenta B, Dir.: Carlos Lechuga, Cuba-Francia-Estados Unidos-Colombia-Noruega, 2022, Dur.: 77 mins

Los horarios de proyección y las respectivas sinopsis se pueden consultar en la página web de la Cineteca Nacional. Para aquellos interesados en toda la muestra, se puede adquirir un abono, a precio especial, directamente en la taquilla.  

PABLO BASTIDA

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¡Que viva México! (y su clasismo…)

El pasado martes 14 de marzo, en la Plaza Oasis Coyoacán (CDMX) tuvo a bien (o no) presentarse la más reciente entrega de Luis Estrada: ¡Que viva México! La lluvia, que se desató de manera imprevista, no desanimó a nadie; desde las 3 de la tarde, un considerable número de reporteros se amontonaban alrededor de la alfombra roja, decididos de obtener la nota, y arrancarle unas cuantas palabras a Poncho (Herrera), Ana (de la Reguera), Damián (Alcázar), Joaquín (Cosío), y, por supuesto, al aclamado Luis Estrada. Y, ¿cómo no?, si en los últimos años, Luis se ha consagrado como un símbolo de la crítica a la clase política mexicana desde la trinchera del séptimo arte. A Luis puede reconocérsele (honor a quien honor merece) el haber sido uno de los escasos cineastas mexicanos con la valentía de rodar ingeniosas sátiras que retratan, de pies a cabeza, los peores vicios del ejercicio del poder en México. Con títulos como La Ley de Herodes, El infierno y La Dictadura Perfecta, Luis Estrada ha logrado cuestionar e incomodar tanto al Priismo como al Panismo. Y es así, con esos antecedentes, que el director se planteó una nueva cruzada: criticar al poder en turno. Esta nueva aventura se antoja, por lo menos, compleja, ya que, sin caer en el proselitismo político, y adhiriéndome a los análisis políticos más objetivos, es innegable que este gobierno es, en muchas cosas, distinto a los anteriores, nos guste o no, para bien o para mal. Luego, surge una pregunta natural: ¿está Luis Estrada a la altura de las necesidades de esta nueva realidad política? En la modesta opinión de este cinéfilo, la respuesta es: no.

«El fallo se encuentra, justamente, en no lograr lo que ha caracterizado a Luis durante toda su carrera: la adecuada construcción de una ficción que refleje nuestra realidad política»   

En términos estrictamente cinematográficos, ¡Que viva México! es un filme que cumple, holgadamente, con los estándares mínimos de calidad. Es decir, el trabajo de cinematografía, arte, sonido, montaje, etc., es, si no destacable, al menos bastante bien cuidado. La película está salpimentada con referencias visuales muy afortunadas a otros filmes de culto, por ejemplo, París, Texas o El Lugar Sin Límites, lo cual la hace muy agradable al ojo en momentos clave. La plantilla de actores, y la dirección de estos es, sin duda, una de las mayores virtudes de esta película; entre los más destacables están, por supuesto, los papeles protagonizados por Damián y Joaquín. Pero, entonces, dados todos los ingredientes necesarios para hornear una película memorable, ¿qué es lo que falla en esta producción? En mi opinión, el fallo se encuentra, justamente, en no lograr lo que ha caracterizado a Luis durante toda su carrera: la adecuada construcción de una ficción que refleje nuestra realidad política.       

Foto: Pablo Bastida. Oculus Todo El Cine

Quienes conocen el trabajo de Luis Estrada saben que su estilo es muy peculiar: a través de la construcción de microhistorias y personajes arquetípicos, establece narrativas que pretenden imitar, en pequeño, la realidad política del país. El problema es que, en esta producción, la ficción que se construye poco tiene que ver con la vida política y, más bien, parece una comedia banalizada sobre las clases populares del México menos urbanizado. Baste decir que la primera referencia (entre las muy contadas) que se hace al presidente Andrés Manuel López Obrador sucede hasta muy entrada la película, aproximadamente después de hora y media de metraje. Antes de esta aparición, el eje que domina el ritmo de la película es la de ridiculización de la pobreza; “los pobres son sucios”, “los pobres son promiscuos”, “los pobres son perezosos”, “los pobres no son solidarios”, “los pobres quieren dádivas”, “los pobres van a llevarte a la ruina”, y un largo etcétera, son subtextos que se pueden leer repetidamente, todo con un objetivo propagandístico bastante claro: convencer al espectador de que ese “pueblo bueno”, del que tanto habla Andrés Manuel, de hecho no es tan bueno, y por tanto, debemos desconfiar de la democracia y de los programas sociales. Y sí, debe reconocerse que, también, se hacen algunas burlas a los estereotipos que corresponden a las clases medias, pero se sienten inocentes, tibias y muy condescendientes.

En esta película se confronta la meritocracia con la pobreza, lo cual, por sí mismo, sería un terreno muy fértil para desarrollar una sátira. El problema es que Luis se adhiere a una visión de la realidad social completamente alterada. Defiende el mérito, antagoniza la pobreza, y banaliza la polarización tan preocupante que se vive en el México actual. ¡Que viva México! se conforma con retratar a las clases populares como resentidas y vengativas con los (¡pobrecitos!) fifís, y esto se consolida y se resume muy bien en una frase, dicha por el patriarca, que bien podría representar toda la película: “tu fracaso es nuestra felicidad”. No voy a negar, a pesar de todo, que algunas cosas de las que se mofa este filme son, en términos muy superficiales, “ciertas” (lo sé de primera fuente, al pertenecer a las clases populares); sin embargo, lo que Luis no termina de entender es el imperativo ético de utilizar la sátira de forma responsable, para incomodar al poder y cuestionar el privilegio, y no para invisibilizar la precariedad, y volver el blanco de las burlas a un sector que, históricamente, ya ha sido muy agraviado. Dicho esto, estoy convencido de que esta película, tal como fue planteada, era completamente innecesaria.   

Foto: Pablo Bastida. Oculus Todo El Cine

Creo muy relevante aclararle al lector que, con todo esto, no pretendo hacer una defensa del Obradorismo. La cuarta transformación, como es llamada, tiene tantos errores como aciertos, y criticarla libremente no solo es un indicador de salud política, sino una actividad ineludible. El problema es que Luis Estrada no toca, ni por encima, los temas más relevantes y polémicos de la actual administración. Prefiere encasillarse en una lucha ficticia entre nacos y fifís que, además de ser profundamente clasista, y enervar la polarización, ni siquiera es de un humor ingenioso. A ratos, hasta nos recuerda filmes tan poco afortunados como Mirreyes vs Godínez, y llega a caer en la tentación de recurrir a chistes escatológicos, que son los más trillados y fáciles de todos. Ya ni decir que es un película innecesariamente larga.

Pero todo esto no debería de extrañarnos, es un resultado natural cuando se retrata sin pudor ni autocensura una realidad que no se conoce. Al igual que Michel Franco, o incluso Octavio Paz, Luis Estrada nos quiere hablar de un grupo social al cual no pertenece, y cuyas problemáticas observa desde el pedestal del privilegio. Yo creo que esta entrega nos indica que el estilo de Luis Estrada envejeció muy mal, no está a la altura de la modernidad, y nos deja una gran lección: el cine tiene que empezar a democratizarse; es decir, tiene que dejar de ser acaparado por los mismos sectores de siempre, y darle lugar a visiones diversas, auténticas, y sobre todo, con conciencia de clase.  

¡Que Viva México! se estrena este 23 de marzo exclusivamente en cines.

PABLO BASTIDA

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Tren bala, acción, frenetismo y luces neón

Para ser sincero y aunque me gusta el trabajo del director David Leitch, no tenía muchas esperanzas a que me agradara esta nueva película con Brad Pitt. Desde conocer la participación de Bad Bunny como uno de los personajes, hasta que fuera desarrollada en un tren al estilo Ágatha Christie… pensé que sería un rotundo bodrio pero, no.

Mencionó a Ágata Christie porque sus historias siempre suceden en un barco o tren, mientras los personajes van de un punto a otro, pero también siempre rodeados de un misterio que funciona como un McGuffin como solo un pretexto para que se desarrolle toda la historia y se genere una intersección entre todos los personajes a modo coral.

Ladybug (Brad Pitt) es un agente secreto que se dedica a robar objetos importantes que ponen en peligro La Paz de la humanidad. Hasta que un día debe suplir a otro agente para robar un maletín que se encuentra a bordo de un tren bala en Japón. Ahí se encuentra con una serie de personajes con los que tiene que lidiar para llevar este objeto sano y salvo pero, también mantener intacta su salud mental.

Tren Bala, es probablemente una de las películas más absurdas del año. No en el sentido más peyorativo, sino realmente como una cualidad que hace que el espectador se enganche con cada uno de los personajes desde el principio. Brad Pitt aquí es el punto central con Ladybug. Un agente que ya se encuentra hastiado de su trabajo y lo que quiere es ya no matar gente y buscar las paz interior arreglando siempre las situaciones por medio de un diálogo antes de pelear o matar. Estos objetivos son yuxtapuestos con los que portan el maletín Lemon (Bryan Tyree) y Tangerine (Aaron Taylor Johnson), dos hermanos asesinos a sueldo contratados por alguien que se hace llamar La muerte blanca.

Así, Ladybug se va encontrando con cada uno de estos personajes que de alguna manera están involucrados con este maletín. Más arriba mencione la palabra “absurda”, porque todo gira alrededor de algo que no es importante, lo que importa es cada una de las intersecciones directas o indirectas que el personaje principal tiene con ellos; escenas llenas de acción, peleas excelentemente coreografíadas, etcétera.

Las escenas de acción, son muy pocas, mejor dicho dentro de la película predominan más las coreografías de peleas bien ejecutadas. Es hasta el final donde el director despliega todos sus recursos estilísticos visuales para poder rematar toda la tensión que el espectador ha venido acumulando y resulta en algo muy emocionante, pero también relevante en la filmografía de Leitch al ser, después de Deadpool, su película mejor lograda en cuanto a todos los elementos.

¿La película es buena? Un rotundo sí. ¿Me va divertir? Sí, pero debes tener gusto por este tipo de películas en las que su forma de contarse es como un va y ven en el presente convergente de todos los personajes, al pasado de cada uno de ellos, que es la razón por la cual se encuentran ahí. Esta forma de narrarse a sí misma no es nueva, me recordó mucho a películas de Tarantino como Kill Bill (2013) o Bastardos sin gloria (2009). Incluso en el montaje con el tipo de música y los planos resulta muy tarantinesca, en el sentido más positivo del adjetivo… todo esto con un “whodunit” de fondo al mejor modo de Ágatha Christie. Esta combinación, que está muy bien ejecutada, es atrapante y aunque realmente al final nada sobre el maletín importa, este juego de personajes es divertido, hilarante y con un muy buen juego de luces neón de un Japón moderno, clásico y vanguardista. ¡Todo un viaje!

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Thor love and thunder: el cine de autor que le queda a Marvel

Podemos dejar algo en claro desde un inicio: Taika Waititi es un director con un estilo que ha sabido impregnar en todas las producciones que dirige. Probablemente no las he visto todas, sin embargo, desde “What we do in the shadows” (2014) entendí que su estilo era no tomarse las cosas tan en serio en absolutamente nada y es ahí donde radica mucho de su ingenio. Esto no quiere decir que sea banal o imprudente en sus comentarios, sino que es su forma de decir las cosas… ¿y va contar algo serio? ¡No!

“Thor Ragnarok” (2017), significó un cambio de tono radical de la visión de Keneth Branagh, de lo shakespiriano y oscuro, al humor estrambótico y bobo. El ragnarok, para todos los que nos lo tomábamos en serio, era el Apocalipsis de la mitología nórdica y fue liderado por Odín mismo. Por supuesto que Waititi no respetó nada de esto y entendió que se trataba de una adaptación cinematográfica.

Alberto Chimal, escritor mexicano en una entrevista me comentó que para realizar una adaptación cinematográfica de un cómic el director y escritor debían tener claro las directrices que ambos lenguajes tienen, con esto trataba de decir que el traslado del original al cine puede ser muy distinto y no quiere decir que el resultado, en caso de que no respete su origen, esté mal hecho o que deba ser desacreditado al ser dos formas de comunicación distintas.

“Thor: amor y trueno” junta al personaje de Migthy Thor (Natalie Portman) y adapta el cómic de Jason Aaron: Carnicero de dioses, de donde sale el villano Gorr (Christian Bale). Thor (Chris Hemsworth) se rehabilitó de la depresión que lo llevó al peso donde se encontraba en la última película de Los Vengadores y se junto con los Guardianes de la Galaxia. Pronto se entera que Gorr está asesinando a dioses menores y que se dirige hacia la eternidad. Por lo que va y le pide ayuda a Zeus (Russel Crowe) para juntar un ejército. El dios del trueno es banal y desinteresado por los intereses humanos por lo que le niega la ayuda. Así que irá tras el carnicero de dioses con su implacable equipo.

Sí, sí tiene una historia. Este balance que consigue Taika que no tuvo en Ragnarok es muy bueno, donde también logró amalgamar perfectamente una visión oscura del villano Gorr con el humor desenfadado del cual dotó a Thor desde Ragnarok. Podemos decir que Waititi es un autor de cine interesante porque su estilo visual y humor, tiene la característica de adaptarse a lo que Marvel quiere hacer la mayor parte de sus películas: ser chistoso.

El director sabe introducir perfectamente el delineado de los personajes de los cuales perdimos pista hace varios años para ponernos en el contexto de su regreso, pero también situación personal y emocional actual. Sí, me refiero a Jane Foster… esto sirve perfecto para aquellos que no han visto ninguna de las anteriores. Esto para mí es tener respeto por todo los tipos de audiencia que va a ver su película.

Ahora bien, el villano. Gorr es un personaje que tiene un arco bastante genérico; me refiero a que es predecible, por lo menos más que el de Hela (Cate Blanchet) y también mucho más desarrollado. Es aquí donde me fijé que Taika había aprendido de sus errores y nos describe las motivaciones de un malo con un poco más de desarrollo que solamente el de una hija vengativa que regresaba como berrinche a destruir todo. Gorr tiene un rencor palpable que lo está llevando a hacer lo que hace, incluso en contra de sí mismo. Dicho sea de paso, Christian Bale lo hace extraordinario como villano: da miedo, impone y sí se siente como una amenaza real contra la que se nota será una vileza cruenta y resentida. Los motivos de este villano son bastante fuertes y eso es muuuuy bueno.

Cómo lo comenté en un inicio, Taika no se toma en serio nada y si vas a ir al cine a ver una fiel adaptación del Carnicero de dioses como historia cruda y oscura, pues, vas a salir bastante decepcionado. Sin embargo, si esperas divertirte y ver una aventura más de Thor; la vas a disfrutar demasiado.

Al final “Thor: amor y trueno” logra un balance bastante bueno entre la forma y el fondo. Taika no deja de lado ambos, pero tampoco abandona su humor tan característico que lo hace ser un director autoral con un estilo específico que le queda como traje a la medida a Marvel.

¡Ya en cines!

Luis Toriz

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90 días para el 2 de julio es minimalismo cinematográfico con una complejidad emocional, enorme

El término de un ciclo emocional ya sea tan corto o largo como haya sido, siempre duele. Es cierto que a veces nos enamoramos de una persona, de lo que nos transmite en los momentos que la vemos. También es verdad que la compañía se vuelve necesaria en algún punto de esa pequeña historia. Pero es certero que la historia de dos personas no puede tener solo un participante, sino sería un monólogo.

90 días para el 2 de julio no es la idílica historia de amor que muchas películas nos hacen creer. No. Es todo menos eso. Es la idea que nos creamos sobre alguien por solo pequeños instantes que pasamos juntos. Es la ausencia que nos marca, no por la herida en sí, sino por la persona per se.

La mayoría de las veces que salimos con alguien entendemos que es una participación mutua en todo aspecto, aunque después la realidad te golpea un poco con la verdad, a veces esa relación que idealizas es solo un reflejo de tú propia soledad y terminas siendo tu el único participante.

Rafael García logra construir una ficción basada en hechos reales… porque así es la vida y el cine. Con muy pocos elementos nos cuenta una historia sumamente emotiva, minimalista pero también muy efectiva. El personaje principal tiene tanta fuerza que las situaciones nunca son aburridas o intranscendentes al traspasar al terreno de lo personal, emocional, al
mismo tiempo de lo traumático de las relaciones afectivas.

Luis (Armando Espitia) es un joven de veinte años que debe permanecer encerrado en un departamento tres meses hasta el 2 de julio porque se encuentra envuelto en una relación con Andrés, un hombre comprometido y candidato a presidente municipal por un partido conservador. Luis debe estar desconectado y alejado de todo para que no sea expuesto a la cantidad de información, pero tampoco al engaño emocional encubierto al que, por un hombre ejemplar, es sometido.

El personaje de Luis resume en muchos sentidos lo nocivo que pueden ser las relaciones sentimentales. Un juego del poder que toma lugar entre dos personas cuando se asumen roles y papeles para que la maquinaria de la relación funcione a la perfección. Andrés engloba el sometimiento emocional, el que ejerce el poder, pero no con la fuerza bruta, sino con la coerción emocional y eso es aún más violento que un golpe a puño cerrado.

La película tiene la destreza de delinear a dos personajes: uno desde los planos expresivos y medios, pero a otro desde la ausencia total del plano. El espectador solo es capaz de ver la destrucción de uno hacia el otro por medio de ver los restos de Luis regados por un solo set de filmación.

90 días para el 2 de julio no es una película físicamente violenta, pero sí emocionalmente reveladora. Muestra esa cara de las relaciones que pocas veces vemos y de la que casi nunca nos percatamos hasta mucho tiempo después. Con un montaje sencillo, desenfadado, Rafael construye un personaje dentro de un torbellino de ilusiones, emociones y transgresiones emocionales. Una película tremendamente ingeniosa y dolorosa.

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Capital

El documentalista, Javier Toscano, vuelve con su perspectiva muy particular del cine y pone en la mesa dos grandes nombres, Sergei Eisenstein y Karl Marx.

Tal como indica Toscano, “Capital” es un ensayo cinematográfico que busca reconstruir el proyecto abandonado de Sergei Eisenstein para llevar a la pantalla la obra central de Karl Marx, “El Capital”.

En un estilo de documental y homenaje al cine de Sergei Eisenstein, Javier Toscano hace un acercamiento muy interesante de apuntes y anotaciones de Eisenstein y Karl Marx, haciendo mancuerna con un material audiovisual de todas las partes del mundo y de distintos tiempos. Agresivo, impactante, divertido, crítico, filosófico y reflexivo son varias de las facetas que va poniendo en este ensayo que son acompañados por los textos originales de estas figuras rusas.

Pero al mismo tiempo de ser un homenaje, es una aclaración de poner a estos seres que vemos inalcanzables a nuestro mismo nivel en un lenguaje cinematográfico como el de los inicios del cine hasta el de nuestra actualidad. El lenguaje sonoro está en esta misma ruta, donde las voces son distintas, la música ironiza situaciones y también es ensordecedor como este ritmo y estilo de vida capitalista.

La oportunidad de intercambiar varios diálogos con Javier Toscano después de ver este proyecto ayudó también a retroalimentar partes del desarrollo y su inquietud por hacer un cine distinto que nos habla en otro idioma a lo acostumbrado y que estos proyectos abandonados de cineastas, escritores o artistas glorificados también son personas con las mismas capacidades que nosotros.

Podría decirse que el discurso no ha cambiado después de 100 o más años, y “Capital” es un ejemplo perfecto de ese trabajo finalizado a través de muchos ojos y experiencias.

Este minucioso, obsesivo y muy divertido e interesante ensayo luce en su propia frescura e impacto visual y sonoro, haciéndolo único en un momento de poca creatividad. Podrá pecar un poco de ser reiterativo en sus últimos minutos, pero su corta duración comparada con largometrajes la hace ser directa y concisa. 

Puedes verla en Cineteca Nacional

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Everything, everywhere, all at once… esto sí es un multiverso de la locura

Alguna vez François Truffaut en la introducción para su libro: El cine según Hitchcock, escribió que en la época actual (1974), si de pronto el cine se viera desprovisto de efectos especiales, sonidos o banda sonora y que volviese a ser solo el cinematógrafo que fue entre 1895 y 1930… muchos directores modernos tendrían que cambiar de oficio, pero que también muy pocos serían herederos de una firma visual pura. Aquí colocó a Alfred Hitchcock como uno de los pocos directores de cine que se le considera heredero de una verdadera pureza visual cinematográfica.

Ahora bien, no pretendo decir que el cine de ahora sea mediocre o algo así (no directamente), sino que el séptimo arte se ha vuelto tan dependiente de tantos elementos que envuelven la experiencia que nos olvidamos de lo que realmente es: una experiencia audiovisual básica que resulta en lo emocional.

Los Daniels en el 2016 crearon una de las películas más locas, irreverentes pero también más conmovedoras con Swiss Army man con Daniel Radcliffe y Paul Dano. Una metáfora sobre la valoración de la vida misma desde la propia perspectiva de la muerte literal. ¡Hermosa!

Hoy 2022, esta pareja creativa vuelve a hacer de las suyas con Everything, Everywhere, all at once (2022) y, lo escribo tan seguro que me pueden reclamar que… este sí es un Multiverso de la locura y no patadas creativas sobre un tema tan complejo de la física cuántica.

Evelyn (Michelle Yeoh) es una mujer inmigrante china que con su familia: hija, esposo y padre, que deben enfrentar la vida diaria con un negocio para sobrevivir, por supuesto pagar impuestos pero aparte de todo; sobrellevar los problemas familiares que da la propia existencia. En un hoyo emocional, Evelyn se da cuenta o le dicen que ella es la llave para acabar con un mal que está creciendo no solo en su universo, también en todo el multiverso.

No hay duda alguna en mí que esta es una película que debes descubrir por sí solo. Lo que puedo decir es que ahonda demasiado en situaciones emocionales complejas del ser humano como sus fallas, aciertos y hubieras, que puede marear un poco; todo este viaje emocional lo enmarca con un tema cuántico por las diferentes posibilidades, pero en la que nosotros solo colisiónamos en una, la nuestra; gracias siempre a nuestras Micro decisiones en la vida diaria.

Este multiverso de posibilidades está revestido con guiños a películas, que resultan ser homenajes bien logrados porque también, aunque no son la parte central de la historia del personaje de Evelyn, tienen un arco bien desarrollado y completo. Estos comentarios referenciales resultan ser no solo eso, sino que demuestran que los escritores y directores se dedicaron realmente a explorar las diversas opciones multiversales de su personaje principal… eso es bello por si solo, pero complementan también de forma consistente la parte medular de la historia principal; que aunque ya está cargada con sus problemas propios, debe cargar con las de otros universos.

Todo lo anterior resulta en un caos, como lo sería un rompecabezas sin armar sobre la mesa, pero, con todas las piezas acomodándose para ser visto completado por primera vez. Así, las decisiones del cada día van formando nuestro propio universo, pero también el de los demás. Porque también la película toca temas como la intolerencia, la insatisfacción personal o la decepción por las expectativas tan altas que nos establecemos sobre nosotros mismos o los que nos rodean. Eso que decimos, hacemos hacia otros también los va empujando a tomar decisiones que formará su propio universo… y así.

Everything, Everywhere, all at once es una película que sí es un desborde de imágenes, personajes y versiones de estos que pueden marear al espectador, sin embargo los directores son tan conscientes de esto que logran centrar al personaje principal en su versión más importante con el puro uso de la imagen: hay planos y colores que son de un solo universo, objetos de otro, etcétera. Esto resulta en una maestría puramente visual que no te dicen con algún subtítulo, porque el uso del audiovisual es tan efectivo que no requiere de más efectos que lo acompañen, eso para mí, Truffaut y Hitchcock… es cine en su más pura expresión.

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Luis Toriz

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Reseña: El Hoyo en la Cerca

Crítica, realidad y desigualdad son los temas que Joaquín del Paso pretende mostrar en esta cinta, sin embargo, otros temas se manifiestan de maneras agresivas en este largometraje hipnotizante.

En un campamento espiritual organizado por una escuela privada religiosa de puros varones, “El Hoyo en la Cerca” nos sumerge en una situación de aprendizaje dónde estos jóvenes adolescentes presencian la realidad de México de maneras muy “surreales”.

Después de su cinta “Maquinaria Panamericana”, Joaquín del Paso regresa con su segundo largometraje y ahora con una historia de vivencias personales embarrado con un dilema de clases sociales. Sin embargo, los discursos que pretende mostrar son ambiguos y carentes de sólidez al ser opacados por el misterio, horror y suspenso que no llega a un verdadero conflicto y que simplemente queda en el imaginario del director. Tomando en cuenta que esta película no tiene un verdadero protagonista.

Con un estilo art horror, Joaquín del Paso, nos hace partícipes de este campamento que va presentando momentos de tensión que pudieron ser mejor explotados y que nos encarrilan a una crítica social caótica poco elaborada, aprovechando del impacto visual pero carente de narrativa.

Un reconocimiento indiscutible, es su logro como producción al trabajar con más de 30 niños preadolescentes por más de un mes para realizar esta cinta y alcanzando actuaciones naturales y creíbles de personas de estos círculos y desenvolvimientos.

Así como el desempeño de producción, el trabajo de Alfonso Herrera Salcedo como director de Fotografía es crucial para el estilo narrativo de la cinta, creando atmósferas visuales poderosas y un lenguaje poco común en la fotografía de nuestro país.

Los ya famosos compositores Kyle Dixon y Michael Stein (Stranger Things) aportan sus peculiares ritmos sintetizados a esta película creando un ambiente espeso y fantástico. Tuve la oportunidad de que Joaquín del Paso me compartiera su desarrollo creativo al trabajar con Dixon y Stein, y la facilidad de crear algo adaptado a nuestra localidad y creando este misterio con jóvenes adolescentes es interesante. Sin embargo, un tanto desaprovechado, ya que su material no es constante en el filme.

“El Hoyo en la Cerca” es una cinta que demuestra muchos valores sobresalientes para la industria mexicana de cine, pero al mismo tiempo el hacer una historia excesivamente personal y con conflictos abordados de manera media, la alejan de una verdadera contundencia.

Por Marks Caudillo

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FUNCIÓN GRATUITA EN LA GLORIETA DE INSURGENTES

En el marco del Día Internacional contra la homofobia, transfobia y bifobia, el Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro y el Fideicomiso PROCINECDMX, en colaboración con el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), se unen para llevar  una selección de cortometrajes que abordan la lesfobia, diversidad sexual e identidad, visibilizando problemáticas a las que se enfrenta la comunidad LGBTTTI+.

Se presentará el cortometraje Para Sarah de la activista, directora y fundadora de «Sociedad Activa», Erika Salinas Castillo, invitada especial del evento.

«Ana y Sarah se conocen en un grupo religioso, con el paso del tiempo se darán cuenta de que “el amor al prójimo” sí tiene restricciones. Historia inspirada en hechos reales»

En el 2021, Erika Salinas estrena dicho corto como guionista, directora y productora, en la Feria Internacional del Libro del Zócalo de la Ciudad de México. El argumento del cortometraje está basado en hechos reales; es la historia de Ana y Sarah, quienes se conocen en un grupo religioso y con el paso del tiempo se dan cuenta de que el amor va contra cualquier ley y religión. Un corto de denuncia contra las terapias de conversión.

Dónde se presenta:

Este miércoles 18 de mayo en la Glorieta de los insurgentes, a partir de las 20 horas. ENTRADA LIBRE

Consulta la programación.

ESTACIÓN PROCINECDMX

https://procine.cdmx.gob.mx/eventos/evento/estacion-procinecdmx-celebra-el-dia-internacional-contra-la-homofobia-la-transfobia-y-la-bifobia-con-funcion-al-aire-libre-en-la-glorieta-de-los-insurgentes

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