Craig Gillespie, causante de la gran “Yo Tonya” (2017), dirige a Emma Stone y a Emma Thompson en el live action sobre el personaje icónico, Cruella De Ville (Devil), que por mucho es uno de los mejores proyectos live action que la productora ha tenido en varios años: creativo, quizás no tan original, sin embargo, logra un ejercicio muy extraño donde logra capturar la atención de un público pequeño, como la de los adultos. Agrega de forma casi simbiótica temas que los mayores pueden entender sin el chiste constante y situaciones que los pequeños encontrarán bastante divertidos, al mismo tiempo de tener subtextos acerca de la amistad, la lealtad y el trabajo en equipo.
“Cruella” es una génesis del personaje icónico de los “101 dálmatas” y existe una adaptación en la que Glen Close encarnaba al personaje de forma excelsa y también se volvió un gran clásico de Disney, esto cuando aún lo políticamente correcto y la inclusión invadieran las historias y que la casa productora más grande del mundo se decidiera a esparcirlas cual evangelio de las maravillas. El personaje ahora está bajo la piel de la hermosa Emma Stone y la dirección del creador de “Yo, Tonya”, que supo mezclar un excelente drama con la comedia y el humor negro necesarios para lograr una combinación perfecta de géneros.
Hay varias razones por las que “Cruella” ha levantado comentarios extremos respecto a su hechura, intención y tono. Primero que nada, debemos de entender cuál es el mercado principal de Disney: los niños y adolescentes. Segundo: los live action son, la mayoría de las veces, reinterpretaciones de sus originales, más no calcas fieles.

Algunos ejemplos que si fueron lo más apegados a su fuente original fueron “El rey león” de John Favreau y “Cenicienta” de Keneth Branagh. Sin embargo, ambas, aunque son lo más parecidas a sus originales, obtuvieron resultados totalmente distintos en reacciones de crítica y de espectadores. “Maléfica” de Robert Stromberg, se le calificó de crear una apología sobre los villanos o de reivindicarlos desde otro punto de vista, proporcionando un giro a las razones que, inicialmente el personaje podría tener en su película original, en este caso, la versión animada de “La bella durmiente”, esto molesta un poco al traicionar las razones originales del personaje al dar un cambio de 180 grados a la maldad que antes representaba.
Lo que diferencia “Cruella” de los demás live action sobre villanos es que, aunque es una antagonista y un personaje antipático sabe ser una película infantil sin traicionar la villanía del personaje. Es más, la valida con motivos más que suficientes para hacer lo que está haciendo y logra que el propio espectador encuentre una empatía para su propia maldad. Esta gran cualidad de la película es gracias a la propia dicotomía que se plantea al inicio de la película para su personaje principal. Toma como base también características físicas y las afianza con motivos personales que el público las puede tomar como razones suficientes para la maldad que comienza a correr por su vida.
Muchos la han comparado y han dicho que es el “JOKER” de Disney, sin embargo, recordemos que lo hecho por Tod Phillips es totalmente distinto. Arthur Fleck, aunque sus motivos son desgarradores, son muy personales y los descarga en contra de todos y se vuelve una espiral de malas decisiones que lo llevan a una resolución que termina por simplificar toda su desgracia a una esquizofrenia. Cruella no es así, el personaje no pierde la razón, solamente quiere tomar venganza a un hecho que se le perpetró hace muchos años. No mencionemos la clasificación, “Cruella” cuenta con un PG13 y “Joker” con R, esta diferencia en cuanto a contenido es bastante amplia: Tod Phillips es muy explícito en cuanto a la violencia que quiere mostrar, mientras que Craig Gillespie se contiene demasiado, aunque su versión del personaje da tintes de sus instintos asesinos en contra de los dálmatas y, que claro, pudo haber explotado mucho más.

Al final de cuentas “Cruella” es una gran película en el mercado que le toca moverse dentro de la industria. Esta versatilidad con la cuenta se debe a la destreza del guion y de la dirección de Craig Guillespie que sabe cómo plasmar situaciones incómodas con un tono de humor negro y comedia involuntaria. ¡Una gran película!

Por Luis Toriz
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