Los años treinta y cuarenta en Hollywood estuvieron marcados por la guerra, la manipulación mediática, la corrupción, el cine, las estrellas y las alfombras rojas. También fue la época en la que las productoras más grandes para ese momento como Universal Pictures y MGM y un poco la Warner Bros., se peleaban por los buenos guionistas, actores y directores. Orson Welles, con una productora muy pequeña, la RKO, comenzó la producción y escritura de la que es hasta el día la más grande película en la historia de la cinematografía, “El ciudadano Kane”, ópera prima de Welles que, era un talentoso actor de teatro y que vio en esta historia el excelente debut como director, actor y “escritor”.
Dirigida por David Fincher, Mank, es una puesta en escena que plasma el proceso de escritura de “El ciudadano Kane”, pero también un poco del contexto histórico que rodeó esta producción cinematográfica. Dentro de la historia sobresalen nombres como el de Irving Thalberg, productor y director de producciones muy joven que a la edad de 25 años ya había sido CEO de las que hoy son dos de las más grandes productoras de películas: Universal y MGM. También se da un vistazo a la personalidad conservadora y doble moral de Louis B. Meyer, director en ese entonces de la MGM quien desde que la Universal Pictures comenzó a producir y crecer gracias a su era de oro de monstruos, comenzó a competir de manera desleal inventando chismes acerca de los actores y sus preferencias políticas.

Sin embargo en todo este entramado de distintos personaje, el nudo y sus hilos tienen que ver mucho con Herman Mankiewicz y William Randolph Hearst, ambos personajes se encuentran enfrentados durante esta historia sin estar uno frente al otro necesariamente. Herman basa su obra maestra en William, un adinerado empresario y político que utilizaba su emporio de comunicación en periódicos, revistas y publicaciones amarillistas para promover sus ideales políticos e intereses personales, pero más que nada financieros. Herman dentro de El ciudadano Kane, crítica y resalta la corrupción de este personaje que usaba su poder para mover hilos políticos y sociales, pero también desprestigiar producciones cinematográficas que se contraponían con todo lo que tenía que ver con sus preferencias políticas, sus amigos como el director de la MGM y sus amantes actrices, a las cuales siempre daba preferencia en sus películas.
Paralelo a todo esto, Mank, cuenta y revela el enfrentamiento que Welles tuvo con Herman por el guion de El ciudadano Kane, que en ese año obtuvo el premio Oscar como mejor guion original, pero que, Orson se adjudicaba por completo la autoría, siendo Mankiewicz quien escribió la historia en su totalidad. Este enfrentamiento sucedió porque en ese tiempo, los guionistas y los directores no obtenían el crédito debido en las producciones cinematográficas. Pero, Orson cómo fungía como productor, actor, director y guionista de la pequeña RKO, quería hacer que Herman negara su crédito como guionista y él aparecer como responsable absoluto de la obra que resultó ser un fracaso en taquilla pero, quedó en la historia como una joya de la época de oro del cine norteamericano.
Todo esto no sería posible sin una puesta en escena muy bien planeada, ejecutada y dirigida por David Fincher, que trata de emular los planos y transiciones que se usaban en la época para no desentonar con su base histórica y clásica: Ciudadano Kane. Esto es yodo un acierto, Fincher logra crear época y estilo en una sola película que derrama perfección por donde se le vea. La dirección de arte es impecable. De hecho trata de repetir escenas que se realizaron en El ciudadano Kane y posiciones de cámara que cualquier Cinéfilo que sea fan de esta obra cinematográfica podrá reconocer de inmediato.

La película está protagonizada por el ganador del Óscar Gary Oldman, como Herman Mankiewicz, quien de manera excelsa logra plasmar a una persona alcohólica que no solo no trata de quitarse del vicio, sino que reconoce que es bajo esta influencia donde encuentra su mayor inspiración para escribir. Oldman hace un trabajo psicológico minucioso para entender al personaje, sus excesos, errores, pero también verdades. Es bajo el efecto del alcohol que el personaje no solo encuentra el camino a su obra maestra, también encuentra la valentía necesario para revelar toda aquella información que se conoce a voces, la corrupción mediática del emporio de Hearst y su influencia en la política y sociedad, no solo en la norteamericana, también en la mexicana.
Cabe mencionar que Hearst también manipulaba los medios periodísticos de México en aquella época y defendía al gobierno del entonces Porfirio Díaz, no por ser amigo del país, solo por las propiedades e intereses monetarios dentro del gobierno del presidente de México.
Mank es el retrato Perfecto de la década de los años treinta y cuarenta,
Pero…
Pienso que el espectador que le mire, por lo menos debió de haber visto la película a la que constantemente hace referencia y de la cual se nutre y dialoga directamente. No por pedantería o algo parecido, sino porque no entendería del todo las situaciones que se dan dentro de las razones de Mankiewicz al escribirla, su contexto histórico y político-social.
En resumen…
Mank es una gran obra cinematográfica que plasma una historia que había permanecido como información a nivel rumor y chisme entre estudios, sin embargo Fincher la logra plasmar y validar con grandioso contexto histórico, político y social que no hace más que introducirte a una industria de mucha corrupción, egos profesionales e intereses financieros.


Por Luis Toriz
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