Regularmente el subgénero de los exorcismos se encuentran retocados de cientos de historias que están contadas de la misma manera una y otra vez, sin embargo, todos sabemos que realmente la reina de todo esto es El exorcista de William Friedkin de 1973.
Si partimos desde que la máxima del género es el trabajo de Friedkin desde una buena adaptación que conjugaba lo comercial y un estilo libre que dejaba a la historia fluir, se puede decir que no hay nada más que hacer en el campo y que todas las demás películas solo serían copias absurdas de una original insuperable. ¡Y así es!
Hay pocos ejemplos en el cine que han logrado reinventar algunos aspectos del subgénero de los exorcismos: El exorcismo de Emily Rose de Scott Derrickson en el 2005 logró replicar de manera distinta y con un tratamiento diferente lo logrado por El exorcista. Llevado de inicio como un juicio donde el sacerdote perpetrador del exorcismo se encuentra bajo custodia de la ley por haber, de alguna forma, matado a Emily Rose al momento de sacar al demonio que llevaba dentro. La película es escalofriante porque todo es visto en flashbacks desde la perspectiva de Emily, desde la posesión hasta su muerte, contado a manera de testimonio de varios testigos.
Sin embargo, Menéndez: el día del Señor de Santiago Alvarado lleva a otro nivel las historias de los exorcismos en el cine. Si bien ya sabemos que hay una película insuperable, de pronto surgen directores que logran respetar el subgénero y a su espectador habitual por medio de giros de tuerca no argumentales, sino de montaje en el momento de edición, esta retención de información que se le hace al público que ve la película funciona efectivamente cuando tienes otro objeto con el que entretener de lo importante, pero que al mismo tiempo sea igual de interesante .

En Menéndez lo importante es quien es el protagonista central y, con esto juega su director porque conoce perfectamente en quien se pondrá la atención durante toda la película, por motivos que parecieran reales, peligrosos y los propios antecedentes del personaje. La película es dinámica todo el tiempo porque siempre está pasando algo y aunque puede tener escenas o situaciones que parecen risibles, son ligeros tonos de humor negro que le proporcionan algo distinto, un sentido de blasfemia sacramental a lo establecido como creencia religiosa, pero no solo eso, traspasa los límites que pueden ocasionar que mucha gente que la vea se sienta ofendida. ¿Esto es malo? No, al contrario, porque va en contra de lo políticamente correcto y el horror no puede caer en esos terrenos de lo correcto para criticar o contar algo.
La forma en parece que la película está contada es muy habitual: el sacerdote auto exiliado por la falta de fe y los errores del pasado que le llega un caso imposible que le recuerda sus faltas. Ir de punto a A a B, pero esto es la mera superficie. La historia va más allá y esto es gracias a las propias características de cada uno de los personajes que están escritos inteligentemente para jugar con la percepción del espectador y sus propias ideas preconcebidas acerca del género y sus lugares comunes, pero se sorprenderá.
Menéndez: el día del Señor es una película que aunque tiene los clichés del género al que pertenece, se sostiene por sí sola por lo inteligente de su guion y personajes bien escritos. Es una película que perfectamente van a disfrutar en familia estos días de Halloween.

Por Luis Toriz
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