David Lynch: el onirista por excelencia recibe homenaje en el GIFF

El cine es, por muchas razones, considerado el séptimo arte. Su forma narrativa, el conjunto de lo audiovisual para mostrar un relato, la generación de las atmósferas que transmiten al espectador, los colores que remiten a la historia del arte, entre otros.

Si bien siempre hay una línea en la que el cine se califica como mero recurso de entretenimiento para algunos o una creación compleja para otros, hay creativos como David Lynch que simplemente lo usan como una expresión onírica en el más puro sentido de la expresión artística. 

Durante esta edición del GIFF, Lynch ha sido honrado al recibir la Medalla de la Filmoteca UNAM en medio de una situación que ni en sus más intensos misterios creativos podría haber soñado, en medio de un aislamiento pandémico que aparentemente disfruta. 

«Estoy aislado y amando el aislamiento. Les hablo desde mi estudio, así que no he podido hacer ninguna película. Pero estoy pintando y haciendo esculturas”, fueron algunas de las palabras que este prolífico artista dijo durante el homenaje rendido en la plataforma del Campus Virtual del GIFF. 

El cineasta se une a una larga lista de directores y figuras del séptimo arte que han recibido este honor. Pero ¿porqué Lynch es el recipiente de este gran honor? Basta con dar un vistazo a esa ecléctica historia fílmica que ha dejado detrás desde que su primer largometraje llegó para sacudir el imaginario del espectador de formas inesperadas. 

Fue en el lejano año de 1977 cuando «Cabeza de Borrador» (Eraserhead) aparecía en carteleras para presentarnos a un autor que dirigía, producía, escribía y editaba su propio proyecto. De la mano del actor Jack Nance como su protagonista, Henry Spencer, Lynch nos cuenta esta historia de terror «experimental» y de corte muy independiente acerca de un tipo que hace lo que puede por sobrevivir a su ambiente familiar poco común. 

De su primer proyecto se manejan varias versiones como que su temor a la paternidad o sus vivencias personales cuando era niño fueron lo que originaron este relato. Sin embargo, Lynch prefiere no hablar mucho del proyecto, manteniendo ese aire críptico alrededor de su creación porque clama que quiere que el espectador decida lo que cree que significa el filme. 

Esta cinta le abrió las puertas a proyectos diversos como El Hombre Elefante (1980) e incluso la adaptación cinematográfica de Dunas (1984). Pero fue hasta Terciopelo Azul (1986) cuando nos volvimos a encontrar con la vena onírica del artista en una cinta que lo llevaría a obtener el reconocimiento de la Academia de Estados Unidos al otorgarle una segunda nominación al Oscar como Mejor Director. 

Terciopelo Azul llegó a ser una de sus obras cumbre, tanto que ésta resultó ser posteriormente la inspiración necesaria para realizar una icónica serie de televisión de culto, de la cual hablaremos después. La película resultaba ser un extraño misterio que desentrañaba las apariencias de un pequeño pueblo en los Estados Unidos, todo desatado por la aparición de una oreja cercenada en el jardín de un hogar. 

Después de meternos en este relato de suspenso que resultaba ser una de las experiencias cinematográficas más extrañas pero disfrutables de su época y de trabajar con Nic Cage y Laura Dern en Salvaje de Corazón (1990), Lynch llevaría su visión a la pantalla chica con Picos Gemelos (Twin Peaks, 1990-1991), que durante dos temporadas resultó ser uno de los más grandes rompecabezas que la audiencia pudiera encontrar en sus televisores. 

Ambas muestran la capacidad de este director de poder hacer de todo un poco así como la gran capacidad que tiene para trabajar con sus actores. Pero justo es en 1999 cuando se da el génesis de otra de sus obras trascendentales, ni más ni menos que Mullholland Drive, en forma de un piloto para televisión que tenía los aires de su anterior proyecto pero esta vez dejaba de lado los pequeños pueblos para irse a Los Angeles y hablar de la fama y el costo de la misma. 

Ese piloto no prospero pero sembró la semilla creativa en Lynch, algo que siempre ha estado vigente en este creador. Así que decidió dejar de lado la idea de la serie para hacer un filme misterioso, lleno de atmósferas, colores e influencias ya clásicas en su legado. El azul como color de la nostalgia y el dolor, el rojo como la pasión por algo a veces inalcanzable, todo rodeado de un misterio ecléctico que se convertía en un rompecabezas onírico interesante. 

Acompañado de un cast que incluiría a Naomi Watts, Laura Harring y Justin Theroux, la película participaría en el Festival de Cannes, otorgándole la presea como el Mejor Director en el certamen así como su cuarta y hasta el momento última nominación al Oscar en el mismo rubro. 

Este prolífico artista ha tenido grandes méritos en su carrera y parece nunca detenerse. Se deja llevar por sus sueños, sus ideas y el lado más sensorial o creativo de su ser para siempre otorgar algo interesante, ya sea en algún comercial, un video musical o incluso sus pinturas, esculturas y cortometrajes diversos como Rabbits (2002), Fire (PoZar, 2020) o What Did Jack Do? (2020), este último que forma parte de Netflix, mostrando que sigue siendo uno de los genios creativos más vigentes de la actualidad. 

En la ceremonia de este año realizada por el GIFF, Lynch reiteradamente mostró su agradecimiento mientras hacía visible la Cruz de Plata del certamen, expresando la alegría que le daba recibir este premio.  “¡Quiero agradecerles por este honor! Estoy feliz de ser parte de esto. Gracias al festival por hacer esto posible. ¡Viva México!», a lo que nosotros podemos contestar: Viva Lynch, que tu ingenio onírico no se apague. 

A.J Navarro

Por A.J. Navarro
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