Josh Boone no es un director irregular, no, es un realizador consistente en lo que hace, su película mejor dirigida y aceptada por el público y la crítica fue: Bajo la misma estrella, basada en la novela homónima de John Green. Se acerca a la intención de la historia de conmoverte y contarte un relato sobre la resiliencia, la aceptación y la pérdida. ¿Y que si lloramos? ¡Por supuesto!
Digo que es lo bastante consistente no en un sentido halagador o positivo, sino todo lo contrario. Es constante en adaptar y dirigir malas películas y es una pena porque “Los nuevos mutantes” contenía una gran oportunidad para crear un híbrido entre el cine de superhéroes y el horror.

Brightburn de David Yarovesky (2019) logró por lo menos entretener al espectador e ir transformando sus atmósferas de lo ideal a la gran pesadilla de encontrarte a un súperhéroe y que realmente puede acabar con tu vida después de haber jugado contigo un cierto tiempo. Por lo menos cumplió con la expectativa de delinear a un personaje con naturaleza puramente diabólica y malévola.
Los nuevos mutantes tiene un pésimo guion para empezar y, eso la lleva a lo más grave en este caso: el no saber siquiera si la película va a ser de horror, superhéroes o ambas y escribir a tus personajes con ese objetivo. La secuencia con la que se presentó dentro de la ComiCon 2020 te introducía de inmediato a un plano secuencia corto, pero efectivo, planteaba el horror de que algo te persigue y que no puedes ver, ojalá ese ritmo se hubiera mantenido la hora y media que se siente de tres horas.
La historia es sobre Moonstar, una adolescente que es una india cheyenne que pierde a su aldea y familia por un supuesto tornado que azotó a la región. Desmayada llega a lo que parece ser una institución psiquiátrica donde hay 4 adolescentes más que tienen problemas. Al llegar cosas extrañas comienzan a ocurrir, criaturas de pesadillas se hacen presentes y representan los demonios de la infancia de cada uno de estos adolescentes, sin embargo nunca habían atravesado la barrera de los sueños al plano real. Mientras todo esto sucede, una doctora los trata de ayudar a vencer sus más grandes miedos, pero hay una conspiración detrás que ellos deberán descubrir.

En papel la historia se lee perfectamente, funciona el hecho de que toda la acción se lleve a cabo dentro de una facilidad psiquiátrica, también funciona el homenaje que quiere realizar a Pesadilla en la calle del infierno: los nuevos guerreros de Chuck Russel (1987). Todo en papel evoca a que es una gran idea que usa el horror como una herramienta narrativa para contar una historia de mutantes distinta y que nos conecta directamente con otras películas del universo de X-Men. Sin embargo el guion es pésimo, la dirección es fallida en cuanto a la intención de querer transmitir una atmósfera de horror, pero también de escribir personajes con un trasfondo tan interesante como la situación de estar recluidos en un psiquiátrico.
Josh Boone nos hace perder casi una hora en conocer a personajes de los cuales no nos cuenta nada, nunca sabemos a ciencia cierta porqué están ahí, no conocemos bien sus poderes hasta ya muy avanzada la historia y, lo peor de todo es que lo que debería de ser horroroso y onírico, pero también una constante amenaza a su propia vida, no resulta efectivo tampoco. Desaprovecha totalmente muchas oportunidades para por lo menos contar una buena historia de horror al estilo de Historias de terror para contar en la oscuridad (2019) o ya por hacer valer el dinero invertido en crear la mitad de tensión que Mike Flanagan logró en Somnia: antes de despertar (2016).
Todas estas oportunidades de contar una buena historia son tiradas a la basura por ser redundante, repetitivo y escribir escenas que les falta intención de horror o de dar un contexto a sus personajes. El espectador sale tal cual entró a la sala y nuca le queda claro ni cuáles eran los poderes de cada mutante, ni por qué estaban ahí y mucho menos sale con tensión de haber visto una buena película de horror onírico, nada.
Los nuevos mutantes de Josh Boone tienen buenos elementos que desperdicia por completo. No concreta ninguna historia de sus personajes, se sienten desdibujado y sin un objetivo claro. La intención de mezclar una historia de superhéroes con el género del horror tiene pocos buenos momentos pero no los suficientes para determinar que la película es buena en su totalidad. Es aburrida, nada interesante en su ejecución y un desperdicio total de actores, de personajes y de buenos efectos especiales.


Por Luis Toriz
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