Cita sangrienta, la sexualidad masculina

Jim, un hombre a punto de cumplir 30 años (Danny Morgan), consigue una cita con la intención perder su virginidad de una vez por todas. Vivirá una noche divertida, colorida, violenta y mortuoria, al lado de su amigo Alex (Michael Socha), y dos mujeres muy especiales: Lulú (Georgia Groome) y Kitty (Kelly Wenham).

Lulú y Kitty son dos hermanas que, mediante un ritual, pretenden regresar a la vida a su padre muerto, y para esto requieren el sacrificio de un hombre virgen. Así, el personaje de Jim se vuelve fundamental para alcanzar el propósito de las hermanas.

Jim (Danny Morgan)

Similar a los filmes Feroz (John Fawcett, 2000) y Voraz (Julia Ducournau, 2016), Cita Sangrienta (2017), dirigido por Benjamin Barfoot, explora la relación entre dos hermanas, cómplices de asesinatos y víctimas de sus cuerpos, pensamientos y creencias. Cita Sangrienta presenta dos personajes femeninos complementarios, uno rebasado por la locura y el otro, con un mínimo de razón.

Laura Bellingham Sargeant en la cinematografía, y Benjamin Barfoot en la dirección, utilizan una paleta colores rojos a anaranjados durante la mayor parte de la película. Los colores no solo representan la alerta, la sangre o la violencia, sino también la sensualidad y sexualidad, gracias a la calidez de sus tonos. De esta forma, se observa a los personajes en repetidas ocasiones bajo estos escenarios.

Kitty (Kelly Wenham)

Cita sangrienta hace una crítica, mediante la comedia, respecto a la sexualidad masculina y las convenciones sociales que la rodean. Jim es suficientemente raro como para no haber tenido relaciones sexuales en sus 30 años y, al mismo tiempo, un espécimen tan preciado y necesario en un ritual que, curiosamente busca un renacimiento. Lo anterior podría considerarse una referencia sutil a la virgen María y el nacimiento de Jesús, cabe decir que la familia del protagonista (Jim) es sumamente religiosa.

Entre diálogos y escenas hilarantes, el filme se desarrolla con energía y sin pudor, no hay intenciones escondidas, así que el suspenso se mantiene por la necesidad de saber cómo los personajes lograrán sus objetivos. Aunque en algunos momentos la comedia prevalece, nunca se pierde la tensión dramática del asesinato prometido desde el inicio de la película.

Por otra parte, el filme cuestiona el amor y las relaciones de pareja. Por ejemplo, hay una escena muy representativa de las relaciones tóxicas. En esta, se representa una pelea física entre una de las hermanas y un chico. Pero en este intercambio de violencia se desprenden algunas palabras y actos de amor y tensión sexual. Entre más se golpean y lastiman, más desean seguir adelante con el encuentro. ¿No se parece a una relación emocionalmente tóxica?

Lulú (Georgia Groome) y Kitty (Kelly Wenham)

En Cita sangrienta también se manifiesta un deseo muy oscuro en las hermanas huérfanas, quienes no aceptan la ausencia de su progenitor, es decir, no han aceptado ni superado la idea de la muerte de un ser querido. Aunque este tema se propone bajo un tono de terror y comedia, y no se profundiza, el largometraje permite ver esta ruptura en la mentalidad de los personajes y la situación de perdición hacia donde las dirige.

El gran acierto de Cita Sangrienta es que no se pierde en la comedia desmedida que se convierte en molesta. Al contrario, son pequeñas dosis de humor que únicamente refuerzan las críticas o agudezas de la historia.

Por Sara Zapién
Twitter: @sarazapienc

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